sábado, 11 de febrero de 2012

Pastelitos de Belem

La semana en el centro de atención temprana ha sido de las absorbentes, de ésas que no te dejan un minuto para una minireceta ni para siquiera un par de fotos. Por eso hoy sábado me ha dado el "mono" y me he metido en la cocina y así poder desquitarme. El resultado... ¡dos recetas! Es que mañana tengo invitadas ilustres a almorzar y quiero que queden contentas. Entre otras cosillas he preparado el chutney, que ya lo habéis visto y ahora viene el postre.

Estos pastelitos ya hacía tiempo que quería prepararlos, pasamos las vacaciones muy cerquita de la frontera con Portugal y estos dulces son ya toda una tradición cuando estamos en la playa. Nos da igual que sea verano que invierno.
Las tartaletas están hechas de hojaldre y el relleno ya había intentado que la portuguesa que normalmente nos los vende me lo chivara. No me lo ha puesto fácil la señora así que he tenido que encontrar la receta por otros medios, lo que no sé es si me falta algún ingrediente secreto que es el que le da el punto característico.
¡Las mías no son portuguesas pero están de vicio! Qué peligro tiene la crema... antes de llegar al hojaldre ya se habían perdido un par de cucharadas por el camino... jijijiji.

Os preguntaréis ¿a qué vienen las fotos de las yemas de huevo? Pues lo voy a explicar: un rey mago muy listo me trajo este artilugio porque sabe de mi torpeza para separar las claras de huevo de sus yemas. No sé que amago de parkinson me entra que cuando me pongo en la tarea me da un tembleque que hace que muchas de las yemas se rompan y gaste cinco huevos para poder conseguir dos yemas decentes.
Desde que el invento "teseparolayemadelaclaraenunsantiamén" llegó a mi vida algunas recetas ya no son un trauma (veáse los merengues, algunos bizcochos, etc.) y ésta es una. Tan confiada estaba con que iban a salir perfectas que hasta he aprovechado la mañana de sol y me he tomado un café en el jardín.
Como veis se trata de dos recipientes que han de disponerse juntos, en ellos se encaja una pestaña que soporta un pequeño colador en el que se coloca la yema y ya sólo hay que esperar que la gravedad entre en acción. La clara caerá hacia abajo quedando la yema bien limpita, cuando esté escurrida giramos la pestaña en que el colador está sujeto para pasar la yema al recipiente amarillo que es el que le corresponde. ¿Es chulo, verdad?


Os cuento la receta al completo para que tengáis con detalle cada paso. Los INGREDIENTES para 12 pastelitos de Belem son:
1 placa de masa de hojaldre,
250 gr. de leche,
250 gr. de nata para montar,
170 gr. de azúcar blanca,
50 gr. de harina de trigo,
5 yemas de huevo,
piel de medio limón (fregadlo bien antes),
1 rama de canela,
canela molida para decorar.


PREPARACIÓN:
Echamos en una olla la leche, la nata, el azúcar, la harina y las yemas de huevo, batimos todo con las varillas eléctricas y ponemos a fuego medio. Añadimos la rama de canela y la piel del limón y dejamos cocer unos 20 minutos.
Es importante que vayamos removiendo a cada pocos minutos para que no queden grumos ni se pegue, ayudaros de unas varillas manuales para que la crema quede más fina.
Mientras, enharinamos un poco la encimera de la cocina y disponemos en ella la placa de hojaldre, la extenderemos con el rodillo un poco para rebajar su grosor y cortaremos círculos de pasta de unos 10 cm. de diámetro.


Vamos colocando estos discos en los moldes de una bandeja para magdalenas sin necesidad de engrasarlos previamente. Cuando la crema se haya espesado retiramos la canela y la piel del limón, y después ya podemos ir volcándola en los moldes sin llegar a los bordes.
Los horneamos durante unos 25-30 minutos a 200º, el relleno subirá durante la cocción no os asustéis si os parece que van a rebosar. Cuando los saquéis del horno volverá a bajar.
Pasado este tiempo los pastelitos estarán cuajados y doraditos, los dejamos enfriar dentro del molde unos minutos y luego los pasamos a una rejilla donde esperarán a ser devorados... ¡Da igual que estén fríos!


Al servirlos espolvorearemos canela molida por encima... Canela, canelita... ¿Qué sería de la repostería sin ella? Nosotros la usamos para un altísimo porcentaje de nuestras recetas dulces, es extraordinaria. Desde aquí le rendimos un merecidísimo homenaje.

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